jueves, 12 de febrero de 2015

Te lo dije.

"No te acerques a mí, soy una persona emocionalmente inestable".

Nunca le engañé, se lo dije el primer día, ¿o quizás la primera semana? Pero se lo dije. Le advertí que llegarían las lágrimas, los celos y los reproches.

Aún así decidió entrar.

Entró por la puerta grande, entró como si de un vendaval se tratara. Entró y volvió a cambiar mi vida. Sin preguntar, sin que nadie se lo pidiera. Sin que nadie le diera permiso... y a la vez, sin que nadie se lo impidiera. Resucitando mariposas.

Le dije que estaba loca. Se lo dije. Le dije que tuviera cuidado, que era capaz de creérmelo todo y enamorarme. Se lo dije. ¿Se lo dije? Vale, quizás esa parte no, pero es lo que pasa cuando entras sin llamar. La lías.

La lías, me lías, te lías. Nos liamos. Lloramos. Reímos. La volvemos a liar y volvemos a llorar.

Entraste sin llamar. Te lo dije. Te lo advertí, te lo repetí, te lo grité... Te lo dije.

Una historia con principio y con final desde el primer día, una historia de las que gusta ver de lejos, sin ser partícipe. Una historia de las que duelen. Una historia de (des)amor. Una historia de sonrisas y lágrimas. Una historia de las que parten el corazón. Y yo se lo dije.

Os prometo que se lo dije. Me lo he repetido tantas veces que casi me lo creo. Te lo dije, te lo dije, te lo dije... No le dije nada. Me dejé llevar, ¿por qué no? Dos personas adultas que juegan a quererse. ¿Qué puede pasar?

La lías, me lías, te lías. Nos liamos. Lloramos. Reímos. La volvemos a liar y volvemos a llorar.

Me enamoró. Como se enamoran en las canciones, como se enamoran los poetas, como se enamoraría alguien que nunca antes ha sufrido por amor.

Me río yo de los 19 días y 500 noches de Sabina. ¡480 días y dos millones quinientas mil noches diría yo!

Me lo advirtió, me lo repitió, me lo gritó... Me lo dijo.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Perdona si te llamo amor

Perdona si escribo sobre ti, supongo que no tengo derecho, pero tampoco tú tenías derecho a entrar en mi vida y ponerla patas arriba.

Perdona si cuento nuestro secreto, supongo que no tengo derecho, pero tampoco tú tenías derecho a hacerme promesas vacías.

Perdona si escribo sobre nosotros, sobre lo que pudo ser y no fue, sobre lo que me hubiera gustado que fuera, pero es la única manera que tengo de sacar este sentimiento de injusticia que llevo por dentro.

Perdona si estoy triste o perdida, perdona si no comparto que dos personas que se hacen felices no pueden estar juntas, que deben ser infelices el resto de su vida, o hasta que se les pase, por el simple hecho de que no puede ser. Que no es lo correcto ni es el momento.

Perdona si me creí que funcionaría, perdona si me ilusioné, perdona si me duele.

Perdona si te llamo amor.... pero tú lo hiciste primero.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Fantasías peligrosas

No sé si a vosotros os ha pasado, pero yo, cuando veo a alguien que está leyendo un libro que q mi me ha gustado, me enamoro en el acto.

Eso me pasó el otro día en el avión. Me senté de las primeras y esperé a que los demás pasajeros tomaran asiento. Vi a dos chicos guapos y pensé, deseé, que fueran mis compañeros de viaje.

No fue así. Se sentaron un francés que olía peste y una señora gorda con pañuelo en la cabeza.

Aburrida, me dio por mirar a mi alrededor, y vi que el chico de delante estaba leyendo uno de mis libros favoritos. Justo en ese momento sentí las mariposas y escuché las campanas. Íbamos a casarnos, estaba segura. Sólo había un problema... ¡¡Estaba embarazada!! Y, obviamente, era de otro. Mal empezábamos.

Bueno, a lo mejor me he explicado mal... no estaba embarazada de la manera que las mujeres normales se embarazan, ni como la propia palabra indica, pero creía que lo estaba. No, tampoco es eso, estaba apollardada. Si, esa es la palabra.

No me digáis que nunca os ha pasado, conozco a "sienes y sienes" de tías que han tenido embarazos psicológicos, que si lo pensamos, tampoco es eso, somos nosotras con un retraso de 3 días y siendo gilipollas. Eso me pasaba a mi.

Hacia una semana que me tenía que haber venido la regla y tenía todos los síntomas: pecho hinchado, barriga de 5 meses, unos granitos que nunca había visto antes y que Google decía que podían deberse al embarazo, antojos... ya os lo he dicho. Tenía todos los síntomas, estaba embarazada y ya le había puesto nombre a la criatura. ¿Cómo iba a decírselo al padre? ¿Cómo iba a enamorarme de ese desconocido de tan buen gusto respecto a la lectura teniendo a un bebé dentro de mi de otra persona? ¿Me perdonaría Carla, mi hija, si pasaba de su padre por ese tio?

Todas esas preguntas y más me hacía mientras sobrevolabamos la península cada vez más segura de que mi niña sería la niña más querida del planeta entero,y todas esas preguntas, y más, me hacía con una sonrisa bobalicona en la cara....

Ilusa de mi. Obviamente no hablé con el desconocido, me cagué. Y por supuesto, me había bajado el periodo mientras fantaseaba con mi familia perfecta. Se veía venir, tomo la pastilla y había calculado mal los días del calendario. Además, no había padre al que decírselo.

Pero si saqué algo en claro: Nunca te enamores de quien lee un libro que te gusta. Desmorona todas tus fantasías. Aunque sean peligrosas.

martes, 22 de julio de 2014

Más guarros que una mano


“Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad.

No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en la vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta."

Y aun así nos pasamos los días buscando una mirada en el metro, una sonrisa en la cola del supermercado, un mensaje en el teléfono o un me gusta en facebook. Como dijo una amiga: el amor hoy está sobrevalorado, y mucho, porque según mi humilde opinión... los hombres del s. XXI son mas guarros que una mano.

Sabéis que tengo razón, son unos cerdos, unos mierdas, unos marranos. Cualquier definición me vale pero ¡ojo! Yo no he dicho que las tías sean unas santas, ni tan siquiera yo (bueno yo si), pero los hombres.... deberían estar sentados junto a Satanás. Todos menos mi papi, claro, no os pongáis tontos.

¿De verdad que ya no existe la fidelidad? ¿El hasta que la muerte nos separe? ¿No se puede tener una relación de 9 años sin, cómo decirlo finamente, querer comerle el coño a otra? ¿Por qué si tienes novia mandas un wassap a las 4am más cachondo que un perro cortijero? ¿Por qué alguien que va a casarse tiene que quitarse una espinita? ¿Por qué cojones tonteas con otra si tienes una novia que posiblemente está loca por ti?

Las relaciones se nos están yendo de las manos, esto no es lo que era. Antes ser hijo de padres divorciados era deprimente, el día de mañana serán los raritos los que tengan padres casados... Lo siento titos, pero no hay boda. No me caso. Nanai (porque no me aguantan, obviamente)

Diría que me voy a hacer bollo pero, aunque es verdad que hay mucho guarro suelto... las tías son todas putas.

Arderemos en el infierno.

viernes, 3 de enero de 2014

¿Los santos de que color visten?

Venga chicos, que ya ha pasado. Se acabaron los turrones, las sonrisas, las compras, más sonrisas, más turrones, el jam.. bueno no, eso que no acabe nunca. Se acabó el te quiero mucho pero no te vuelvo a saludar hasta la feria. No más reuniones familiares, no más castañeta ni películas de Papa Noel... Eso sí, solamente hasta el año que viene.

Y es que dicen que lo peor de la Navidad son los kilos que se cogen, ¡eso es mentira! Lo peor, obviamente, son las reuniones familiares. Sobre todo si tienes 30 años y estás soltera y entera.

- ¡¡Habéis entrado en la década de los divorciados con hijos!! -  grita mi tío entre gintonic y gintonic. Y yo, que aunque sé que mal de muchos consuelo de tontos, sólo puedo pensar que al menos tengo como compañera de fatigas a mi prima Maru. ¡Estoy tan contenta de no ser la única que va a ser una solterona que se va a quedar para vestir santos si no se casa en 6 meses!

Ojo. Eso no lo digo yo, ¿eh? Que yo estoy estupendamente. Lo dice la sociedad, lo dice mi tío... ¡Lo dice mi abuela! Aunque, pobretica, ella no me da 6 meses, dice que hasta los 32 tengo tiempo de engañar a alguien. ¿Pero cómo que engañar? ¿No era yo tan guapa y tan esplendida? ¿Va a ser verdad eso de que las abuelas lo dicen para sacarnos una sonrisa y lo dirían aunque fuéramos un orco de Mordor? ¡Acabáramos!

Así no se puede ir por la vida, normal que me pasee cabizbaja, porque claro, Maru tiene 30 años (casi 31, todo hay que decirlo) y es soltera, pero tiene algo que yo no tengo... ¡¡es rica!! Y yo me pregunto: ¿los tíos se guían también por eso como hacen, según mi Juanrris, las tías (todas putas)? Porque si se fijan en el dinero: MALO. Pero es que, si se fijan en las tetas... ¡Más malo aún!

Que futuro más azul oscuro, casi negro. Y lo peor es decírselo a mi abuela, que coño, ¡¡lo peor es decírselo a mi tío!! ¿Cómo le explico que no sólo, yo no ligo, si no que no sé ligar? ¿Que no me "he ligado" a nadie en mi vida? ¿Que cada tío que conozco se convierte en cuestión de segundos en mi mejor amigo?

Voy a romperle el corazón, eso lo tengo claro, aunque, si lo pienso bien, es sólo mi tío. ¡Que Maru tampoco liga, cojones! Es más, cuando liga y le escriben un wassap al día siguiente... ¡Ni contesta! Seguro que a su padre no le gusta saber eso... Se lo voy a tener que contar, así seguro que me deja en paz a mí... Y yo mientras tanto, me voy a comprar telas... ¿Los santos de que color visten?

lunes, 30 de diciembre de 2013

Puedo pero no quiero.

Y ahora que has vuelto a España, ¿sobre qué vas a escribir? ¿De quién te vas a reír?

¡Ay almas de cántaro! La respuesta es obvia, porque tonto es el que hace tonterías y los ingleses sólo se diferencian de los españoles en que hablan otro idioma, son paliduchos y beben pintas en vez de cañas. En resumen: me pienso reír de todos vosotros, pero sobre todo, me pienso reír de mí.

Podría hablaros de mi último desamor, pero sería injusto para mis amigos a los que aun no se lo he contado. De mi viaje de vuelta al país que me vio crecer y el susto que se llevaron mis padres cuando aparecí por la puerta. De los 1500 amigos que se han quedado embarazados dejándome a mi en la misma situación de siempre.

También podría hablar sobre mi fiesta de despedida, sobre la de veces que he estado a punto de morir en estos últimos meses o de lo que me regalaron los clientes del hotel antes de venirme. Podría hablar de mi trabajo nuevo, o de que me independizo, y esta vez, sin irlandés, escocés, pelirrojo o ladrona de cepillo del pelo.

Podría hablaros de los viajes que he hecho, la gente que he conocido, los amigos que he recuperado o los que he perdido en el camino. Podría contaros por qué he llorado y por qué he reído estos últimos meses. O más bien, quien me ha hecho reír y quien me ha hecho llorar.

Podría hacer un balance de lo bueno y malo del año 2013 y escribir sobre las esperanzas que tengo puestas en el 2014. Podría, sí, pero no lo haré. Porque todos estamos haciendo lo mismo, y lo repetido cansa. Es como cuando a mi me gustaban mucho los filetes empanados y los comía cada vez que podía y un día.. ¡pum! Los odiaba con todas mis fuerzas. Y claro, no es plan de que me odiéis, que ya lo dice la biblia, no odiarás que está feo.

Pues eso. Que aunque para las uvas hay algunos nuevos... a los que ya no están echaremos de menos y a ver si espabilamos los que estamos vivos y en el año que viene nos reímos.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Mi jefe, mi amigo.

Mi jefe es un tipo guay. Lo sé, suena a tópico, y sí, lo sé, yo misma sueno un poco a narradora de tipica pelicula americana llena de tontas rubias y posiblemente protagonizada por Hanna Montana, pero no el putón verbenero en el que se ha convertido, la otra Hanna.

A lo que iba, tener un jefe guay no es tan fácil como parece. Sí, todos te sonríen mucho al principio, y sí, todos te dicen que para cualquier problema la puerta de su despacho está abierta pero, ¿Cuántas de esas veces sienten de verdad lo que dicen? Pocas. Estoy casi segura que muy pocas.

Pues el mío lo dice de verdad, aunque bueno, no lo dice siquiera ya que no tiene despacho porque, palabras suyas, le gusta rodearse de la "mierda". Es muy agradable él. Es tan guay mi jefe que hoy he ido a pedirle referencias para un futuro y me ha dicho: ¿Qué voy a decir de ti? Pseee, eres graciosa y agradable supongo, pero siempre estás enfadada. Si llueve porque llueve y te mojas y odias la lluvia, si hace sol porque hace sol y quieres estar en la playa, si estamos liados porque hay mucha gente y con la crisis que hay no tienes ni idea de por qué están gastando un dinero que no tienen, si no hay nada que hacer que hay que ver que estás aburrida y harta de limpiar... ¿Qué quieres que escriba aparte de que eres como un grano en el culo? Yo no he podido replicar, claro, ha dado en el clavo.

Lo que yo os diga, un jefe agradabilísimo al que voy a echar de menos... No sólo dice esas lindezas sobre mi, no, también nos trata con amor. Si le dices que te haga un café te dice que te jodan, si le preguntas que si puedes tener la tarde libre... Pues imaginaros, te manda al carajo. 

La verdad es que no es siempre así, también es un jefe de esos que si derramas un bote entero de barniz en la pared recién pintada 5 horas antes de reabrir el hotel... no te echa. Si se te cae una caja con 6 botellas de vino tinto, las rompes todas y se queda una mancha en la moqueta del bar 5 minutos antes de reabrir el hotel... no te echa. Si eres una malhablada y te denuncian por "acoso en el entorno laboral"... no solo no te echa, sino que se gasta una pasta en abogados, te lleva y te recoge del juicio y te invita a comer mientras espera contigo el veredicto

¿A que todos me tenéis envidia? Sé que sí.

Querido futuro jefe: Aprende de él.