lunes, 30 de diciembre de 2013

Puedo pero no quiero.

Y ahora que has vuelto a España, ¿sobre qué vas a escribir? ¿De quién te vas a reír?

¡Ay almas de cántaro! La respuesta es obvia, porque tonto es el que hace tonterías y los ingleses sólo se diferencian de los españoles en que hablan otro idioma, son paliduchos y beben pintas en vez de cañas. En resumen: me pienso reír de todos vosotros, pero sobre todo, me pienso reír de mí.

Podría hablaros de mi último desamor, pero sería injusto para mis amigos a los que aun no se lo he contado. De mi viaje de vuelta al país que me vio crecer y el susto que se llevaron mis padres cuando aparecí por la puerta. De los 1500 amigos que se han quedado embarazados dejándome a mi en la misma situación de siempre.

También podría hablar sobre mi fiesta de despedida, sobre la de veces que he estado a punto de morir en estos últimos meses o de lo que me regalaron los clientes del hotel antes de venirme. Podría hablar de mi trabajo nuevo, o de que me independizo, y esta vez, sin irlandés, escocés, pelirrojo o ladrona de cepillo del pelo.

Podría hablaros de los viajes que he hecho, la gente que he conocido, los amigos que he recuperado o los que he perdido en el camino. Podría contaros por qué he llorado y por qué he reído estos últimos meses. O más bien, quien me ha hecho reír y quien me ha hecho llorar.

Podría hacer un balance de lo bueno y malo del año 2013 y escribir sobre las esperanzas que tengo puestas en el 2014. Podría, sí, pero no lo haré. Porque todos estamos haciendo lo mismo, y lo repetido cansa. Es como cuando a mi me gustaban mucho los filetes empanados y los comía cada vez que podía y un día.. ¡pum! Los odiaba con todas mis fuerzas. Y claro, no es plan de que me odiéis, que ya lo dice la biblia, no odiarás que está feo.

Pues eso. Que aunque para las uvas hay algunos nuevos... a los que ya no están echaremos de menos y a ver si espabilamos los que estamos vivos y en el año que viene nos reímos.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Mi jefe, mi amigo.

Mi jefe es un tipo guay. Lo sé, suena a tópico, y sí, lo sé, yo misma sueno un poco a narradora de tipica pelicula americana llena de tontas rubias y posiblemente protagonizada por Hanna Montana, pero no el putón verbenero en el que se ha convertido, la otra Hanna.

A lo que iba, tener un jefe guay no es tan fácil como parece. Sí, todos te sonríen mucho al principio, y sí, todos te dicen que para cualquier problema la puerta de su despacho está abierta pero, ¿Cuántas de esas veces sienten de verdad lo que dicen? Pocas. Estoy casi segura que muy pocas.

Pues el mío lo dice de verdad, aunque bueno, no lo dice siquiera ya que no tiene despacho porque, palabras suyas, le gusta rodearse de la "mierda". Es muy agradable él. Es tan guay mi jefe que hoy he ido a pedirle referencias para un futuro y me ha dicho: ¿Qué voy a decir de ti? Pseee, eres graciosa y agradable supongo, pero siempre estás enfadada. Si llueve porque llueve y te mojas y odias la lluvia, si hace sol porque hace sol y quieres estar en la playa, si estamos liados porque hay mucha gente y con la crisis que hay no tienes ni idea de por qué están gastando un dinero que no tienen, si no hay nada que hacer que hay que ver que estás aburrida y harta de limpiar... ¿Qué quieres que escriba aparte de que eres como un grano en el culo? Yo no he podido replicar, claro, ha dado en el clavo.

Lo que yo os diga, un jefe agradabilísimo al que voy a echar de menos... No sólo dice esas lindezas sobre mi, no, también nos trata con amor. Si le dices que te haga un café te dice que te jodan, si le preguntas que si puedes tener la tarde libre... Pues imaginaros, te manda al carajo. 

La verdad es que no es siempre así, también es un jefe de esos que si derramas un bote entero de barniz en la pared recién pintada 5 horas antes de reabrir el hotel... no te echa. Si se te cae una caja con 6 botellas de vino tinto, las rompes todas y se queda una mancha en la moqueta del bar 5 minutos antes de reabrir el hotel... no te echa. Si eres una malhablada y te denuncian por "acoso en el entorno laboral"... no solo no te echa, sino que se gasta una pasta en abogados, te lleva y te recoge del juicio y te invita a comer mientras espera contigo el veredicto

¿A que todos me tenéis envidia? Sé que sí.

Querido futuro jefe: Aprende de él.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Hoy me siento rara.

Hoy me siento rara, de hecho, me siento muy rara. No sé si será el miedo a volver a casa, o el aburrimiento, o que llevo todo el día encerrada en el piso con la calefacción a toda hostia y a lo mejor estoy respirando algún gas que no debería, pero me siento rara. 

Primero he pensado que podría deberse a la postura en la que me encontraba, que no estaba cómoda, pero me he colocado diferente y sigo sintiéndome rara. Vale, confieso, me molesta la papada, eso es lo que me pasa. ¿Acaso he engordado 140 kg sólo unas semanas antes de volver a Sevilla? No es imposible, pero si improbable, ¡Pero si no tengo un duro para comida! ¿Y si es verdad lo que dice mi amiga y estoy enferma? ¿Enfermedad de cama? ¿Será grave? ¿Voy a morir? Lo buscaré en google... Pero lo dicho... Me siento rara.

Como muchos sabréis he decidido volver a España. Al carajo los ingleses, el fish and chips, el té y su puta madre. Al carajo la lluvia todos los días, el frío, el viento y el cielo gris. Al carajo el u alright? El Thank you y el please. ¡Me voy a mi casa! Y obviamente eso es lo que me hace sentirme como me siento (me niego a creer que soy una gorda tan enorme a la que su papada le hace la vida imposible).

¿Y si no encuentro un trabajo? ¿Y si, a dos semanas de cumplir los 30, me tengo que quedar a vivir para siempre con mis padres? Para siempre es mucho tiempo... Pero, ¿Y si no tengo la oportunidad de volver a trabajar y de tener dinero para comprarme cosas que no necesito? Creo que estoy hiperventilando (y no imperbentilando como se me ocurrió escribir un día). 

Está a punto de terminar un capítulo de mi vida y empezar uno nuevo, y aunque cagada hasta las pestañas, estoy ilusionada. Ilusionada de volver, ilusionada de tener nuevas cosas que contar e ilusionada por volver a pedirle la paga a mi padre.

Señoras y señores, vuelvo a la ciudad mas hermosa del mundo (o eso creen los sevillanos)

jueves, 25 de julio de 2013

D.E.P Galicia.

Gritan por las calles que somos un país de pandereta. Dicen en Europa que somos un país de flojos, y que lo que más nos gusta es dormir, que es lo que mejor se nos da. Pues hoy, a todos esos que nos critican, les hemos dado una bofetada en la cara.

Cierto es que tenemos un presidente de "copia y pega", que no tenemos dinero y que seis millones de personas están en el paro. Pero si hay algo que no nos falta es solidaridad. Somos un pueblo del que sentirse orgulloso.

Si, hoy hay que sentirse orgulloso de ser español, no decirlo con la boca chica, sino con fuerza, con voz firme. Porque muchos de esos parados de los que hablan en las noticias, la mayoría porque los habían echado, han salido hoy a las calles y han ido a sus antiguos hospitales a trabajar. Médicos y enfermeras han dejado a un lado sus vacaciones y han vuelto lo más rápido posible a echar una mano.

Puede que no tengamos dinero, puede que nuestro presidente utilice la misma plantilla para todas las desgracias que suceden en el mundo, pero tenemos jóvenes que en vez de ir a su fiesta han hecho cola durante horas para donar sangre; hoteles, que necesitan de clientes para poder salir adelante, ofreciendo habitaciones a los familiares; vecinos que no han dormido ayudando a policía y bomberos. Héroes de carne hueso que han pasado el peor día de su vida dando apoyo a victimas y familiares.

Porque seremos un país de pandereta, pero también somos un país solidario y unido.

80 son las víctimas que no podrán sentirse orgullosas de su país. D.E.P.



lunes, 24 de junio de 2013

Ella.

Supongo que Ella nunca ha tenido una vida fácil. Ha crecido rodeada de risas a su espalda y vergüenza.

Es verdad que a todos, en algún momento, nos han avergonzado nuestros padres (o nos han puesto en vergüenza, como queráis). Algunas veces por algún baile del pollo con unas copitas de más, otras, por limpiarnos algún churrete con el dedo ensalivado delante de alguna amiga, o simplemente por hacer un comentario, a nuestro parecer, inadecuado.

Ella creció con todo eso, sí, pero con eso y con mucho más.

Sus padres... Bueno, su padre y madre... Bueno, a ver como lo explico. Ella tiene una madre, obvio. Que en su juventud conoció a un chico. Salieron, pasearon, cenaron, pasearon un poquito más y tuvieron una hija. Ella.

En algun momento de la relación, se fueron a vivir juntos y fueron una familia feliz. ¿Problema? El padre tenía un hermano, un hermano gemelo, gemelo que salia, paseaba, cenaba y paseaba un poquito más con ellos. Gemelo que también decidió compartir casa. Que no te digo yo que eso no está bonito o curioso o como queráis llamarlo, ¿eh? Aunque sinceramente, si que pienso que fuera raro. Obviamente nunca fueron una familia de 1 + 1 = 3, no, más bien fue algo asi como un.. 2 + 1 = $&$"!%.

Los gemelos no solo no se separaban, los gemelos comían a la misma hora, fumaban en el mismo momento, cagaban en el mismo minuto, vestían la misma ropa (bueno, ropa diferente pero igual, ya me entendéis) y dormían juntos. Si. Señoras y señores, los gemelos dormían juntos.

Su madre, aunque al principio pensó que era divertido, siempre creyó que con la llegada de Ella la cosa cambiaría, pero la cosa fue a peor. El gemelo estaba demasiado celoso. Tan celoso, que un día Ella y su madre dejaron la casa. Desde ese día, Ella nunca ha visto a su padre solo. Siempre han sido ella, los gemelos y las risas a sus espaldas.

Así que sí, yo entiendo que ha sido una infancia difícil, porque creerme, he visto a los gemelos y es verdad que a la edad de 63 años visten igual (y tienen las uñas de los pies como mejillones) por lo que la gente se para a mirarlos por la calle y los señalan con el dedo y todo eso, pero ¿qué tiene eso que ver con el hecho de que Ella utilice mi ordenador sin pedírmelo? ¿O use mi Ipad cuando le sale del tete? ¿O se coma mi comida? ¿O utilice mi champú? ¿O no friegue los platos? ¿O fume en mi casa aun sabiendo que es un espacio sin humo?

Sí. Lo habéis adivinado. Tengo compañera de piso nueva.


miércoles, 22 de mayo de 2013

Amigos con derecho a roce

Amigo, ga:
  1. adj. Que tiene amistad
  2. adj. Amistoso, agradable
  3. Aficionado o inclinado a alguna cosa
  4. m. y f. col. amante.

Roce:

  1. m. Presión ligera entre dos superficies,que se produce cuando se desliza una sobre otra
  2. Señal que queda al rozar una cosa con otra
  3. Trato o comunicación frecuente con algunas personas

Amigo con derecho a roce:
1. Amigo con el cual tienes relaciones sexuales o besos y caricias, pero sin compromiso, solo amistad


Pues bien, ¿quién no ha tenido alguna vez uno de esos amigos? Y sobre todo, ¿quién no ha dicho a mi me va a ir bien porque sé lo que hago? ¡¡Mentira!! ¡¡Todo mentira!! Nadie sabe en lo que se mete... "Sólo me lo quiero pasar bien", "sólo es algo casual", "si somos amigos, ¿por qué no aprovechar el momento?", ...

¡No, no, no, no! Nada de pasarlo bien, nada de aprovechar el momento, Y es que las malas lenguas, en este caso, tienen razón. Al final SIEMPRE sale uno perdiendo. Normalmente la mujer (y juro por la tumba de Juana la Loca que no es por ser machista). Y normalmente también por complejo de Anastasia Steele: más flores y corazones y menos meneito y condones.


Pero claro, ¿cómo le dices a tu amigo con derecho a roce del que estás secretamente enamorada que ya no quieres más roce? Eso es mentirte a ti misma, ¿no? porque si estás "enamorada"... sí que quieres roce, ¿no? Joder, esto es muy complicado...

Tu vida irá hacia adelante cuando te apartes de las personas que te llevan hacia atrás. Obviamente alguien que sólo te quiere cuando está aburrido/ borracho/ cachondo/ falta de roce es alguien que te está utilizando. Y si alguien te utiliza, y lo que es peor, tú te dejas utilizar, no deja que tu vida avance. 

Es hora de aprender a decir no. A aprender a cerrar puertas y ventanas. A aprender a  que si no te quiere al 100 % no puede tenerte tampoco al 30%. Sé que es difícil. Lo sé mejor que nadie. Pero es hora de plantarle cara al problema (que sí, que es un problema aunque te lo estés pasando tan bien como él, créeme)  y decir: ¡Un mojón pa ti!


Porque si de verdad es tu amigo, no te estaría haciendo eso... Porque si tanto te quiere, habría corazones y flores. 

Amigos con derecho a roce. Esa putada de la que es tan difícil escapar.


viernes, 10 de mayo de 2013

Majareta, loca, chiflada.

Os he dicho un par de veces que soy una persona despistada. No sólo la perdida de móvil e intentar llamarme con el mismo me dice que pierdo la cabeza, no. Hay algunos otros episodios que me dicen día a día que soy lo más parecido a un John Dory.

Ya empieza a ser preocupante. El otro día (ya sé que "el otro día" equivale a cualquier momento entre hace 5 años y ayer, pero yo me refiero a la semana pasada), por ejemplo, perdí el bolso. La historia es que fui a tomar café a una de las cafeterías de mi pueblo en la que estuve leyendo un rato y después volví a casa para cambiarme para ir al trabajo. Cuando salí de trabajar, como estaba obsesionada con el libro que me estaba leyendo, me puse a buscar el bolso para coger el Kindle (el 5º, por cierto) pero nada, no hubo manera de encontrarlo. Miré en el salón, en la cocina, en mi cuarto, en el baño, debajo de los cojines del sofá, debajo del sofá en sí, en el baño otra vez, en mi armario, debajo de la cama, en el patio (porque nunca se sabe), ... Nada. Ni rastro del bolso.

Me fui a dormir con pena (que no pene), taquicárdica y con un miedo indescriptible a tener que confesar que tenía que ir a por un 6º libro electrónico. Dormí fatal toda la noche. Soñé con libros, cafeterías y gente llamándome torpe, bueno, eso es mentira, pero no me hubiera extrañado si lo hubiera hecho.

Lo extraño es que en mitad de la noche, porque no podía dormir, me levanté a beber agua, abrí el frigorífico ... ¡¡Y ahí estaba!! Mi compañero de piso promete que no fue él, pero venga ya, ¿en serio me dejé el bolso al lado de los yogures?

También el otro día (este equivale a hace casi un año, por cierto) le pedí al compi que me comprara un par de cosas, así que le di mi tarjeta y mi numero de pin. Al rato me puse a hacer un poco de Internet Shoppping y cuando fuí a pagar, no encontraba la tarjeta. Lo misma historia, la busqué por todas partes, los 5 ó 6 bolsos que tengo, mi cuarto, todos los cajones, debajo de los cojines, el baño, la cocina... ¡¡NADA!! ¡¡La tarjeta había desaparecido!! Como no quería que me robaran, llamé al banco y la cancelé. Que apañá y que lista soy de vez en cuando pensé, Pues lo que soy es gilipollas, porque ¡¡el pobre Nathan no pudo pagar nada de lo que me compró y poco más y lo llevan a comisaría por usar una tarjeta robada!!

En serio, ¿debería mirarmelo? ¿Soy a la única que le pasan esta clase de cosas? ¿Somos más ahí fuera? ¿De dónde somos? ¿De dónde venimos? ¿Qué será lo siguiente? Tengo miedo a que sea verdad eso de que se puede perder la cabeza... Aunque como bien dijo sombrero loco cuando Alicia le preguntó si ella la había perdido:

- Las mejores personas están majaretas, locas, chifladas.

viernes, 26 de abril de 2013

Un día de duro trabajo...

Hablando con mi amiga "la tonta" el otro día,  recordábamos como nos reíamos cuando yo trabajaba limpiando habitaciones (ahora mismo me sé de uno que anda por Irlanda que estará pensando: ¿TRABAJABA? Pues sí titi, ¡trabajaba duramente!).

La verdad es que he trabajado de todo un poco a lo largo de mi preciosa vida, pero esa etapa de camarera de pisos creo que nunca la olvidaré.

Es un trabajo difícil, pesado y asqueroso. Sobre todo asqueroso. Porque obviamente, no sólo vas a la habitación, limpias el polvo, haces la cama con los putos picos de hospital para que no se salgan las sabanas y le echas un agua a la bañera... ¡¡NO!!  Si hay unos calzoncillos de un señor de 90 años arrugados a los pies de la cama... ¡tienes que recogerlos!

Recuerdo el día que la tonta y yo estábamos haciendo una habitación, y nos encontramos con ese problemilla. Cada una a un lado de la cama, con los ojos muy abiertos y cara de asco... Fue algo así como:

- ¡Hostia pava! ¡Que asco!
- Kiya, cógelos.
- ¿Yo? Ni siquiera soy camarera de pisos, cógelos tú.
- Ni de coña, que fatiga. Cógelos tú que para eso yo soy jefa.
- ¿Tienes guantes?
- Mmmm... No.
- Pues yo no los toco, además, esta noche tengo que servirle la cena y me voy a reír en su cara seguro.
- Seguro que anoche folló y por eso están a los pies de la cama.
- ¡¡Ahhhh!! ¡¡Ahora si que no los cojo!!
- Venga ya tía, que no pasa nada. Mira, cógelos con esta percha.

Sinceramente, no recuerdo muy bien quién acabó cogiendo la percha y lanzando los calzoncillos al otro lado de la habitación, mi recuerdo se basa más en nosotras dos sentadas en el suelo riéndonos y los calzoncillos volando dirección la pared del fondo, lo que causó un segundo problema:

- Pero.. ¿Podemos dejar los calzoncillos en esa esquina?
- No sé... Mejor en la esquina que en la cama, ¿no? Así al menos, ven que hemos estirado las sabanas.
- Ya, pero están en el suelo, ¿no deberíamos doblarlos?
- Kiya, yo paso de tocar unos calzoncillos de un viejo follarín de los bosques.
- ¿En serio los vas a dejar en el suelo?
- Si, ¿no? O mejor, ¿y si los metemos en la basura?
- Bah, vamos a dejarlos en el suelo, no creo que pasa nada...
- Pues vale, yo solo sé que no pienso tocarlos... ¡ Ea! Habitación terminada, ¿Dónde vamos ahora?

Lo sé, lo sé, lo sé... Nada profesional pero... ¿Por qué creéis que está España en crisis? ¡¡Por gente como nosotras!! Y esto no es nada.. Si os contara el día que encontramos manchas marrones en la cama y vaselina en la mesita de noche...

lunes, 15 de abril de 2013

¡¡Arriba con ella!!

Cinco años hace que no la piso y sigo teniendo pena.

Aquí estoy tirada en el sofá comiendo aceitunas y bebiendo 7Up. Compadeciéndome de mí misma por no tener manzanilla para hacer un rebujito.

Tener un puzzle de Nueva York a medio hacer ni me ayuda ni me entretiene. Quiero estar entre farolillos y albero, no entre ingleses blancos, pecosos y borrachos.

Si lo pienso con calma, la feria nunca se ha portado bien conmigo, por lo que no debería tener tantas ganas de volver pero es que... ¡¡¡echo de menos estar una semana sufriendo!!! Todo el que me conoce sabe que la feria y yo no nos llevamos bien. Siempre, SIEMPRE, me pasa algo.

Recuerdo un año en el que me pasé la semana entera limpiándome las lágrimas que me caían sin sentido del ojo izquierdo. En las fotos estoy preciosa, con un orzuelo en el ojo y el pañuelito en la mano.

Otro año me caí al bajar del autobús la noche del pescaito (para los que no sepan que es, es la noche que empieza la feria, la noche del alumbrao) y me doblé el pie. Me pasé toda la semana cojeando.

Pero creo que la feria que todos mis amigos recuerdan, y nunca olvidarán, es la feria en la que creo que quedé estéril... Había una pelea en la caseta de al lado, como siempre, y yo, bajo los efectos del alcohol, decidí subirme a una silla para ver mejor, porque claro, no me podía meter en la caseta y quitarme de en medio, ¡¡no!! Yo tenía que saber, de primera mano, que es lo que pasaba.

El problema fue que no me fijé en que la silla era una de esas que se plegaban, y al poner un pie en dicha silla y otro en la barandilla de la caseta, la silla se plegó y me caí con la mala suerte que me clavé el respaldo en mis partes intimas.

Lloré, lloré mucho mientras mis amigos se reían. Sólo quería irme a mi casa, ponerme pomadita y acostarme. ¿Pero quién se va a casa a las 12 de la noche un jueves de feria? NADIE. Después de llorar, reír (sólo porque todos los demás lo hacían y a mi se me pegaba, claro) y gritar "me duele el coño" conseguí que un par de amigos me secundaran y quisieran irse a casa. Problema: obviamente, también estaban borrachos. Su idea de ir a casa sin dolor fue que yo me sentara en una silla y así ellos poder llevarme a hombros como si de la Macarena se tratara, pero nunca os fiéis de dos borrachos feriantes: os dejarán caer. Y dolerá. Dolerá mucho.

Estoy cien por cien segura, que aún hoy, después de tantos años, si todo el mundo se callara en el recinto ferial, se oiría el eco de: ¡¡Me duele el coño, coño, oño....!!

lunes, 8 de abril de 2013

Ya sea para sí o para no.

¿Alguna vez habéis pensado que nos pasamos el día mirando el teléfono por si nos llaman para una entrevista? Pero, ¿de verdad queremos ser entrevistados para un trabajo? Yo creo que los peores momentos de nuestra vida son los pre y post entrevistas. Por lo menos, los míos.

Me he hartado de mandar curriculums a todas partes. Los he mandado por correo, por mail, por infojob, por todotrabajo, por mandaloporaquiqueloscogemosatodosloprometo. ¡¡Incluso he pensado en mandarlos en folios de colores o perfumados a ver si llaman la atención!! Me he pasado así días, semanas, meses... y un día, cuando menos lo esperaba... Llegaba la llamada.

Normalmente te citan para un par de días después, por lo que me pasaba dos días de los nervios. Iba a la peluquería para parecer que voy siempre super mona,incluso una vez,  mi madre te echó un agua purificadora de algún sitio milagroso que visitó y yo mientras sonriendo con esa sonrisa de estoycagadaojalálohagatodobienaunqueesteaguahuelararo. Obviamente, no se lo decía a nadie más que a la familia - para que no se gafe - pero aún así me iba corriendo y pedía por alguna red social, digamos facebook, que encendieran velas por mí... Y lo hacían, claro, que para eso están los amigos.

Llegaba el día esperado, me vestía con mis mejores galas (y zapatos de tacón), me pintaba, me peinaba y cogía un taxi, porque obviamente, no habría aparcamiento donde iba a ir y no quería llegar tarde. El autobús se descarta, que como bien dijo mi hermano huele a chocho de vieja, y no quería oler así en ninguna entrevista.

La cosa es, que después de pasarme dos días histérica, de haber dejado a mis padres rezando en mi casa, y a mis amigos con las velas en las suyas... el entrevistador es un mierda que hace preguntas absurdas que no tienen nada que ver con el trabajo. Y si lo pensamos bien, eso si tenemos suerte, porque ¿qué me decís de los entrevistadores que van de que te adoran? "Uy, a mi me encantas, ¿eh? De verdad. Si fuera por mi, te cogería y empezabas ahora mismo, pero claro, tengo a 156 candidatos más que entrevistar, que muy buenos, que digo buenos, ¡¡ buenísimos!! tienen que ser, porque para mi, tú eres la persona que encaja." ¡¡Pues bonita!! ¡¡Eran geniales!! ¡¡Porque a mi va a ser que no me disteis el trabajo!!

Bueno, y que me decís de eso de.. "Tú no te preocupes, que en cuanto lo sepamos te llamamos, sea para sí o sea para no, pero te llamamos" Y tú sonríes otra vez, claro, que más vas a hacer a parte de preguntar cuando, y ellos te dicen que como muy tarde el miércoles.... Y tú esperas, y esperas, y esperas... Y no te llaman. Ni para sí, ni para no. Pasan de tu hermoso culo.

Lo que pasa que yo no me había dado cuenta de algo hasta que hablé con un par de amigos sobre esto... Ellos dicen que como muy tarde el miércoles .. ¡¡Pero no te dicen de que año!!

Yo estoy deseando ser empresaria, o entrevistadora, pienso vengarme de todos ellos, o no, ya veré, no lo sé... pero lo que si quiero es desearle mucha suerte a aquellos que esperan una llamada. Que seguro que esta vez sí que son tan buenos que no hay nadie más, y que el año en el que llaman es el 2013.

Porque las cosas buenas llegan a aquellos que esperan.

jueves, 21 de marzo de 2013

No soy un animal, ¡soy un ser humano!

No sé si alguna vez habéis sido acusados de Acoso Sexual en el ambiente Laboral (¡espero que no!). Yo sí.

Hace nueve meses, mi compañero de piso (y de trabajo) y yo, teníamos una conversación. Vamos, para ser exactos, él me preguntó que si me apetecía un "Cheff Sandwich". Puede que no fuera una conversación adecuada para una cocina, aunque si lo pensamos bien ¡mejor en la cocina que en otro lado! Por lo visto, una de las cocineras nos escuchó, y claro... se ofendió. Nosotros por no saber, ¡no sabíamos ni que estaba rondando por ahí! ¡Pero sii me lo dijo a mi! ¡A mi!

Tan ofendida estaba la señora por el hecho de que yo no me ofendiera, que no sólo me llamo "anti-mujer", también nos denunció. Como podéis imaginar... Una putada.

Yo siempre pensé, desde el primer día, que era una tontería, que ningún juez seguiría adelante con algo así, pero así son los ingleses, así es la justicia inglesa, y así son las cosas... Por lo que nueve meses después nos ha tocado ir a juicio.

Sinceramente yo estaba cagá, no porque creyera que iba a ir a la cárcel (que también) sino porque nunca he estado en un juicio, nunca he tenido que declarar delante de un juez y sinceramente porque no quería jurar decir la verdad, solamente la verdad y nada más que la verdad... y mucho menos en inglés. ¿Y si la cagaba? ¿Y si no era capaz de hablar su idioma? ¿Y si no me entendían?


El primer día de juicio ella se dedicó a acusarnos de acosadores, maltratadores, ventiladores, radiarores, consoladores... ¡¡como si de Antonia Dell'Atte se tratara!!

A mi me pareció indignante, ¡pero señora! ¡si a usted no se le dirigió la palabra!¡si ni siquiera estaba en la misma habitación! Menos mal que el juez era un señor serio, muy serio, tan serio... que al cabo de 16 horas de testimonios le dijo que dejara de hacerle perder el tiempo.

Gracias a Dios... o a la justicia... o a Picachu, a quien vosotros queráis vamos,  hemos ganado el juicio. No le tenemos que pagar las 30000 libras que nos pide, aunque eso si, muy indignada me gritó que yo no era una mujer, ¡¡que era un monstruo!!

Pues yo no creo que sea un monstruo, ya que soy tan tonta, que cuando acabó el juicio incluso me dio pena verla llorando... pero ahora que lo pienso mejor ¡que se aguante! Que se aguante por haberme hecho ir a juicio, por haberme hecho declarar durante media hora EN  INGLÉS, por haberme hecho jurar sobre la biblia, por haberme hecho levantarme a las 6 am sólo para peinarme y maquillarme y por haberme hecho parecer una enferma sexual (si es que eso existe).

Eso si, he de decir, que ha sido toda una experiencia.

Se levanta la sesión.

lunes, 18 de febrero de 2013

Mi chico

Todos hemos visto alguna vez, aunque sea un cachito, esa maravillosa pelicula de 1991 que es "Mi chica".
Vada y Thomas nos enseñan el poder de la amistad entre un chico y una chica (hay gente que se niega a creer que eso es posible, a veces, yo misma) por muy diferentes que sean.

                         

Estoy segura de que todas tenemos, o nos encantaría tener, un amigo como Thomas. No que muera por nosotras, obvio, para eso están los novios, pero sí que esté incondicionalmente, hagamos lo que hagamos y con quien lo hagamos... y del que además creemos que estamos enamoradas.

Yo tengo la suerte de decir que tengo a mi Thomas particular. Pasan los años y sigue estando ahí. Me apoya cuando hago algo bien, pero también cuando lo hago mal. Nunca me juzga, y si lo hace es porque se lo pido yo. Coincidimos en todo, nunca discutimos (o muy raras veces) y si lo hacemos es cuando hablamos de sentimientos.

Yo estoy totalmente enamorada de él, y se lo digo mucho. Quiero que nos casemos y que tengamos cien hijos. Él... bueno, dice que no está enamorado de mi (sí lo está pero aun no se ha dado cuenta) pero está de acuerdo con lo de los hijos siempre que me los de en un bote bien precintado, que por cierto, a mi no me parece divertido, ¿dónde está el contacto carnal? Seguro que eso está prohibido por la Iglesia, y tal y como están las cosas, yo paso de enfadar al Papa, aunque bueno, serían sólo unos días...

En fin, tan harto lo tengo de mis declaraciones de amor y mis "no me lío con otros porque te estoy esperando" que la última vez que lo vi me dio la solución a mis problemas.  Me dijo que arriesgaba mucho, que era posible que no quisiera hablarle más, pero que era su amiga y lo hacía por mi. ME MANDO POR WHATSAPP UNA FOTO DE SU MOJÓN PERFECTO. ¡Malditas nuevas tecnologías! Cómo aunque me guste ocultarlo, yo soy muy lista y además tengo un hermano que hace el mismo tipo de cosas, no tuve que abrir la foto para saber lo que era, pero aun así me reí mucho (ya os dije que soy bastante pava).

Pobrecito él, que se cree que el acoso ha terminado... Es que nunca le he dicho que mi cuñada me contó un día que ella supo que lo suyo con mi hermano era amor verdadero el día que éste cagó cogido de su mano una noche de fiesta (¿me lo contó o me lo estoy inventando? Yo creo que me lo contó, no lo sé ahora mismo...). ¡Ay mi Thomas! ¡Que con la foto de tu mojón has avivado la llama del amor! ¡Qué poco nos queda para tener cien hijos, una casa preciosa y un felpudo que diga "Bienvenido a la republica independiente de mi casa"!

Que bonito es el amor cuando es correspondido...

domingo, 10 de febrero de 2013

La cola de los tristes

- Yo estudié arquitectura en EEUU y estuve allí un total de nueve años, por lo que mi inglés es perfecto. Me voy a alojar en un hotel los primeros 10 días, hasta que encuentre trabajo....

Eso decía el chico que tenía delante en la cola de facturación el día que tuve que volver a Guirilandia. Se lo contaba a una chica de no más de 25 años con los ojos hinchados y el rímel corrido. Ella estudió farmacia, o eso contaba, y trabajaba en el KFC de un pueblecito inglés.

El chico que tenía detrás volaba por primera vez. Sus padres lo acompañaban hasta el último centímetro del aeropuerto al que se está permitido acompañar. Iba a probar suerte y era la primera vez que volaba. Nervios a flor de piel, pero contento con la experiencia. Aunque él iba con ganas, el adiós se le hizo difícil.

Ya dentro de la terminal había dos chicas haciendo las últimas llamadas de teléfono. "De lo que me salga" decía una de ellas a quien la escuchaba al otro lado del aparato. La otra... La otra sólo lloraba.

Es triste ver los ojos llorosos de los que se van por primera vez, pero más triste es haber dejado de llorar por irte, ya que para algunos de nosotros se ha convertido en una rutina; una simple sonrisa de medio lado, un beso y un hasta pronto.

Y mientras miro a los pasajeros del avión que me vuelve a llevar lejos de los míos sólo me queda esperar. Esperar la llamada en la que me digan que es hora de volver a casa.

...O esperar un milagro, como dicen algunos.

           

viernes, 25 de enero de 2013

El tren, mi hermano, y los que se quieren independizar.

Ya os he hablado de llamémoslo, mi mala suerte en los viajes y/o con los trenes... Pero no estoy segura de si os he hablado de mi hermano menor.

Mi hermano no es como yo, es diferente, pero no sé describirlo, nunca se me han dado bien esas cosas, es que para entenderlo, tenéis que conocerlo, aunque si digo la verdad, hace 26 años que compartimos baño y yo aun no lo entiendo muy bien del todo...

Creo recordar que ya escribí una vez que a mi hermano no le gusta el transporte público, huele a chocho de vieja, o eso dice (se lo contamos una vez a mi abuela y se molestó mucho diciendo que más tiene que oler el chocho de una mujer joven ya que aún no se le ha secado, ¿pero eso? eso es otra historia).

Después de unos días visitando a la familia, era hora de volver a Sevilla, aunque mi hermano luchó por que nos dejaran el coche, obviamente no coló pero nos medio convencieron diciendo que cogiéramos un taxi a la estación de tren, que sería mu baratico. ¡¡10 euros nos clavaron!! A  mi hermano empezaban a hincharseles las venas de la frente, menos mal que es un tío serio y sólo refunfuñaba entre dientes. Pero ahí que íbamos  a comprar el billete de tren, cada vez mas pobres, cada vez más hartos, y solo llevábamos un taxi...

Nos acercamos a la ventanilla y pedimos dos billetes de ida, 28 euros nos dijo el hombre, y mi hermano que aún no se había dado cuenta de que eran 28 euros cada uno, y no los dos, sacó un billete de 10. Yo empecé a reírme  y prometo que sé el momento exacto en el que se dio cuenta de que eran 30 eurazos cada uno, ¡se puso verde!

El viaje prometía, me esperaban 3 horas escuchando lo ladrones que son los de RENFE, lo caro que son los taxis, el coche que deberíamos haber cogido... Vamos, que si tenía planeado leerme un libro... ¡que se me quitara de la cabeza!

Nada más entrar en el vagón me di cuenta que había una pareja catalana, se ve que mi hermano iba pensando en sus cosas, porque no los escuchó hablar, y cuando avisó a la chica de que se le había caído la bufanda y ella se lo agradeció diciéndole merci no se enteró de que la sílaba tónica estaba en la E y no en la I.

Después de 3 horas soportando ronquidos, a un bebé llorando, a un gitanillo martilleando la mesa que compartíamos con él y su madre, al mismo gitano dando patadas, a su madre cagándose en sus muertos y a mi hermano cantando a plena voz llegamos al destino.

Fue en ese mismo momento cuando lo vi. Cuando lo vio. Cuando gritó: ¡¡No son gabachos!! ¡¡Son mierdalanes!!

Y ese es mi hermano, señores y señoras. ¡El que es capaz de gritar a algo así en mitad del tren sin despeinarse y sintiéndose orgulloso! Dónde vamos a ir a parar.... Pero vamos, que debo decir que tengo muchos amigos catalanes a los que adoro, no vayamos a equivocarnos... al igual que él!!

lunes, 21 de enero de 2013

Carnaval, carnaval...

Carnaval... Esa época del año en el que todo son risas, música, disfraces, beber, reír, cantar,...

Carnaval de Cádiz... Con su pregón, su teatro, sus agrupaciones, su carpa, su no tengo tiempo para ti, su he quedado para merendar con las niñas de mi comparsa estaré 14 horas y media y no podemos quedar, su no vengas este fin de semana porque tengo ensayo, su pero por qué te enfadas si no me gusta ninguna...

Todos sabemos que el carnaval tiene dos caras: La comedia y la tragedia. El que lo pasa bien y el que lo pasa mal. El que lo da todo y el que no da nada. El que llama y manda mensajes y el que los lee o ve las llamadas y pasa del asunto.



En la noche de carnaval todo vale, o eso dice la leyenda, ¡qué se lo digan a él! No le gustaría ninguna, que yo no digo que si, pero vamos, ¡que eso no fue un impedimento para un buen meneo! Meneo que ambos sabíamos que se estaba dando, aunque yo me hiciera la tonta y él se hiciera el imbécil.

Carnaval, maldito carnaval. Ya han pasado 4 ó 5 años y aun me acuerdo. Pasan los años y aún recuerdo los pocos recuerdos. ¡Mucha mierda! Le gritaban algunos... ¡Mucha mierda es lo que él tenía encima! Que no te digo yo que él tuviera que quererme incondicionalmente, pero coño, ¡que te vas a merendar! ¡No hace falta volver a las 3 de la mañana!

Está claro que tampoco es que me quedara en mi casa mirando el móvil... y de hecho me empujó a los brazos de aquel trastorno primaveral mío, pero que no, ¡que está feo!

Carnaval, carnaval.... Pues aún así. Hoy en día me alegro. Porque lo que tenemos ahora no lo hubiéramos tenido nunca. Porque es verdad, el carnaval tiene dos caras que nada tienen que ver. La suya y la mía.

jueves, 17 de enero de 2013

El tiempo.

Que fea es esa sensación de pensar en alguien que sabes que no piensa en ti. O lo que es peor, que sabes que piensa, sí, pero en otra persona.

Que feo es saber que lee todo lo que escribes sabiendo que es para él y que le de igual. Peor es ver que él también las escribe, pero para esa otra persona.

Si lo pienso, creo que esta sensación es incluso peor que cuando te comes un bocadillo de nocilla y sabes que está mal, que te van a salir granos, que toda esa nocilla se te va a ir al culo y caderas y no te cerraran los pantalones... Pero aun así te lo comes, no puedes evitarlo. 

Pues todas estas cosas feas son lo que me pasan a mi. 

Como ya todos sabemos me gustan los riesgos. Las cosas difíciles. Las cosas imposibles. Las cosas que hacen daño. O puede que simplemente sea imbécil y me aburra, y por eso hago lo que hago. Pero eso no evita que siga doliendo.

Dicen que el tiempo lo cura todo, aunque yo nunca he creído en eso. El tiempo ayuda pero no cura, y eso es lo que necesito, tiempo. Tiempo para darme cuenta de que soy tonta, tiempo para darme cuenta de que necesito tiempo. Tiempo para olvidar. Tiempo para que cada cosa que veo o escucho no me recuerde a ti y no quiera comentarlo contigo. Tiempo para echar de más lo que ahora echo de menos...

Maldito tiempo.